“No es malo tener miedo, lo malo es dejar que domine nuestra vida”
Tenemos costumbre de enjuiciar el miedo, creyendo que es una emoción mala, SIN EMBARGO, EL MIEDO ES UNA EMOCIÓN MÁS, ni buena ni mala, aunque sí que es cierto que conlleva sensaciones más desagradables.
Cada emoción tiene su porqué, ya que son adaptativas y muy necesarias. Gracias al miedo, evitamos correr algún peligro o nos ayuda a protegernos de algún posible daño.
¿Os imagináis vivir sin esta emoción? ¿Cuántas imprudencias cometeríamos? El miedo nos avisa y nuestra razón le da la forma necesaria para que esa información nos sea útil.
Ahora bien, si este miedo es irracional y está exacerbado, puede paralizarnos y generarnos más malestar aún.
“No es malo tener miedo, lo malo es dejar que domine nuestra vida”
Herramientas para gestionar el miedo:
- Toma consciencia: párate un momento a tomar consciencia del miedo a prestar atención sobre el. A intentar traerlo a tu presente.
- Descríbelo: Trata de expresar mediante una descripción como es ese miedo. Concretar lo máximo posible. Dale voz.
- Identifica su origen: ¿de donde crees que puede venir este miedo? ¿quizás alguna experiencia anterior? ¿Quizás alguna relación?, intenta reflexionar e indagar para descubrirlo.
- Razona: como decíamos antes la razón es la compañera de la emoción, así que trata de contextualizar y ubicar la emoción con ayuda de tu razonamiento. ¿Qué es lo peor que me puede pasar? ¿Qué es lo que yo puedo hacer?
- Echa la vista atrás: seguro que alguna vez has desarrollado una conducta o plan de acción respecto a una situación similar o asociada a esta emoción. Trata de recordarla: ¿Cómo actuaste? ¿Cómo te sentiste después de conseguir gestionar esa situación?