Había una vez un hombre que vivía en una granja con su hijo y su caballo.

Un día, la puerta del granero fue dejada abierta y el caballo se escapó. Cuando los aldeanos cercanos escucharon acerca de esto, fueron corriendo con el granjero para decirle que lo lamentaban por él. ¿Cómo vas a poder trabajar en tu granja sin tu caballo? preguntaron. El granjero simplemente se encogió de hombros y dijo: “Bueno, malo, ¿quién sabe?”

Unos días después, el caballo del granjero regresó, y seguido de él había dos caballos más. Los aldeanos estaban tan emocionados por la suerte del granjero que corrieron a su granja. El granjero simplemente se encogió de hombros y dijo: “Bueno, malo, ¿quién sabe?”

Los caballos nuevos no podían ser domados, por lo que el hijo del granjero tuvo que trabajar muy duro para someterlos y así poder utilizarlos para la granja. Mientras hacía esto, uno de los caballos lo tiró y se quebró la pierna.

Los aldeanos al escuchar esto, corrieron nuevamente a la granja para expresar su profunda tristeza por lo que le había ocurrido a su hijo en su pierna. “Ahora tu hijo no podrá ayudarte con las labores de la granja”, dijeron esto con sus cabezas agachadas. El granjero simplemente se encogió de hombros y dijo: “ Bueno, malo, ¿quién sabe?”

Conforme su hijo se recuperaba de su pierna, una guerra estalló a las afueras de la ciudad. Todos los hombres jóvenes eran enviados a la guerra. Muchos murieron o fueron heridos de gravedad. Sin embargo, como el hijo del granjero tenía la pierna rota, no fue enviado a la guerra a luchar. Los aldeanos nuevamente fueron a la granja para decirle al granjero lo afortunado que había sido de que su hijo no hubiera ido a pelear a la guerra. Nuevamente el granjero simplemente se encogió de hombros y dijo: “Bueno, malo, ¿Quién sabe?”

Esta parábola nos enseña que debemos ser testigos de los acontecimientos de la vida, observando los eventos  y eliminando todos los  juicios. Siendo así como la paz se encuentra, mirando la vida como si se estuviera viendo una película, evitando involucrarse en los dramas.

Parábola Védica, resumida por Marisa Laursen, C.A.S., P.K.S., A.Y.T., Escuela de Ayurveda de California.

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