El juicio hacia nuestro cuerpo por: ser demasiado alto, o bajito; tener canas, estrías o celulitis; ser demasiado gordo, o delgado; no tener pelo, o tener demasiado; tener poco o mucho pecho; un culo grande, o pequeño; tener mucha tripa, pero ¿qué necesidad tenemos de odiarlo por una mera característica?

Qué necesidad tenemos de maltratarnos, de maltratar nuestro cuerpo, nuestro ser, nuestro yo, haciéndole pasar hambre, haciendo correr kilómetros interminables, ejercicios intensos sin disfrute, ayunos, cansancios…

Acéptate, valórate, quiérete.

Qué necesidad de juzgarlo solo por su apariencia, por lo que vemos por fuera, por no cumplir un canon de belleza preestablecido.

De querer más y más. De ser inconformistas. De valorarnos por lo que vemos y, no por lo que somos.

Olvidándonos de su función: acompañarnos día tras día, recorriendo mundo, vivencias, sosteniéndonos con fuerza. Permitiéndonos abrazar, besar, crecer, luchar.

Qué necesidad de olvidarnos que nos permite vivir, ser, estar… 

Hoy, te animo a que comiences a mirar tu cuerpo desde otra perspectiva, con los ojos compasivos y empáticos. Te ánimo a que te hables con el cariño que te mereces. Te ánimo a que te valores por lo que no se ve. Te ánimo a que le digas al reflejo de tu espejo lo mucho que le amas, lo que realmente piensas de él y lo agradecida que estás de que te sostenga.

Hoy puede ser un buen día para cambiar la perspectiva con la que te miras. Hoy puedes empezar a mirarte bien.

 

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